miércoles, 19 de enero de 2011

Despertar


Pipipipi…!
Se apresuran los pasajeros al lento ritmo de ese tren que entra llamando la atención.
Ella corre, aún está lejos y le ve venir impotente desde la distancia.
No es la primera vez que lleva exceso de equipaje, siempre quiere guardarlo todo, pero esa maleta pesa ya tanto como los años en su espalda, y no hay quien soporte el tormento de arrastrar su vida por una acera.
Triste recorre con la vista la distancia que les separa… ¿tan solo 10 pasos? Está tan cerca como para confirmar que no lo conseguirá.
Busca en sus pupilas una cara amiga que comparta su lastre, pero solo le devuelven la mirada las hojas muertas del otoño que se va, está claro, o ella o nadie.
Así que, con la determinación de una niña pequeña con sus juguetes, abre esa caja de Pandora que le abofetea con recuerdos…
El recuerdo de ese jefe que no apreciaba su entusiasmo y su afán de superación fue lo primero que abandonó,
Se desprendió también de esos sueños infantiles imposibles jamás alcanzados, de la utopía que pretendía ser, de las mentiras que se había dicho a sí misma todos estos años,
Una sonrisa se dibuja en sus comisuras, se siente más ligera, más humana, más ella!
Pero aún no consigue correr hacia ese tren, así que sin dudarlo arruga todos esos fracasos acumulados que solo ocupan lugar en su autoestima, ¿quién necesita el recuerdo constante de sus errores? ¿el recuerdo de que no lo ha conseguido?, ¿De que no ha servido? Fuera! Todavía es capaz de muchas cosas!
El optimismo se va apoderando de ella…
Rompe con brío ese retrato de una familia tan no-familiar que lo único que anhelaban era separarse, ¿para qué mimar algo tan podrido como la educación que no acepta el cariño como disciplina?
Se desprende de todos esos días nublados que pasó llorándole a la almohada, de toda esa envidia hacia los demás por llevar la vida que ella codiciaba.
Deja volar la esencia de esos amigos, compadres de desvelos y alegrías, que se evaporan con un soplo, en la inmensidad
Solo queda un paso para llegar, y en el fondo de la maleta solo aguarda una pequeña caja roja que tiembla ante su determinación
La nostalgia se apodera de ella y la ternura invade su tacto, en esa cajita está su recuerdo, su sonrisa, su olor, todo por lo que latió y late su corazón. Ahí, guarda con mimo su amor, y como una madre lo mece en su pecho “tú te quedas conmigo” le dice, y es que, a la hora de limpiar el polvo que se acumula en el día a día, siempre hay una pequeña estantería donde colocar un sentimiento tan vivo y cálido

Pipipipi!
El tren anuncia su marcha, y ella por fin está dentro, ha sido un duro camino pero ya nada le es imposible.

Pipipipi!
Se cierran las puertas… se abren los ojos, apaga el despertador, sonríe!! Hoy es un nuevo día.

lunes, 17 de enero de 2011

¿Sabías que la luna está loca?


Desde lo obtuso de mis días, respiro bajo la influencia de esa compañera nocturna,
Esa luna, condenada a ser la musa de eternas historias de amor, o desamor…
En esa oscura cárcel inmensa, tan grande como ella quiera, prisionera de los corazones de todos, y verdugo de aquel que la mira.
Esa eterna compañera de delicias y terrores, tan ambigua y nítida que no sabe ni quién es.
¿Sabías que la luna está loca? No es una, es muchas! Cada día es una tan distinta a la de ayer que nadie sabe cuál es su verdadera cara, si es que la tiene
Y esta noche no brilla… es así de perezosa, o seguramente despertó en otra habitación con camisa de fuerza y algún estabilizador de ánimo.

Y es que la luna es Bipolar, unos días feliz y redonda, otros triste y gris, intranquila pasea con un rumbo marcado en ese cielo que nos techa, tan grande como ella quiera.

Dime amiga ¿Cómo me ves desde ahí?
¿Sabías que? Soy como tú!!
¿Perezosa?
No, Variable.