jueves, 24 de febrero de 2011

Corazón encarcelado



Cerró lentamente con llave el candado de mi cárcel, mientras me miraba altiva y sonriente, resbalándose una lágrima por su carmín.
No se si sonreía por su orgullo o por la satisfacción de abandonar a un indigente que sólo le proporcionaba peso a su ajetreada vida, no se siquiera si lloraba por abandonar tan drásticamente al antecedente de cada emoción vivida, o simplemente, por el hecho de que sabía que a partir de ese instante estaría para siempre sola.
Pero así ocurrió, sin palabra alguna en sus labios, se dio la vuelta cerciorándose de que observaba como se alejaba, para no volver jamás, llegando hasta mí el perfume de sus cabellos que siempre desprendía el dulce olor de la inocencia.
Y ahí me dejó, abandonado a la deriva de la inanición, alimentando mi ser en silencio, únicamente con los recuerdos de una vida pasada llena de buenos momentos.
Su última imagen me regresaba en sueños, para volverse a ir, escuchando impotente el ruido sórdido de sus tacones alejarse por el angosto pasillo de mis pesadillas.
Así era ella, orgullosa e impulsiva, creyendo que su solución era la más indicada para su dolor en el alma, inconsciente de que no existía alternativa posible a recuperar su personalidad de nuevo.
Pero no la culpo, se lo duro que es convivir conmigo, aguantando mis deseos y caprichos, acelerando su cerebro, haciendo que su cuerpo se estremezca de ira, pasión, dolor, celos o alegría con un solo latido.

En la oscuridad de esa habitación en la que estoy condenado a desintegrarme, aún lato levemente con la esperanza de que su frío orgullo regrese a consolar mi pena, y con cada minuto que agoniza para dar rienda suelta al tiempo, voy comprendiendo con rabia que no volverá jamás.
Forzado a la soledad eterna, intuyo como se marcha volando la esencia de mi ser, mientras no paro de pensar en ella, ¿Que le deparará el futuro a una persona que ha decidido dejar morir a su corazón? ¿Cómo afrontará cualquier situación sin ningún sentimiento? ¿Acaso no volveré a latir con la tierna sensación de calidez manando por todo su cuerpo?

Divagando entre la tempestad de mis pensamientos, cierro los ojos y muero, ya no habrán mas estrellas, rosas, ni besos para este viejo inútil.

viernes, 18 de febrero de 2011

Dime

Dime donde vas, ojitos tristes,
con esas pestañas tan llenas de escarcha.
Dime que ves, tras esos barrotes grises,
Que impiden que tu pelo desprenda perfume libre.
Hacia donde iba ese tren, que ayer perdiste,
Que no te dio tiempo a despedirte…de él.

Mira hacia el cielo, tan grande y optimista,
Parece que se burla de tu pasivo andar.
Cuenta baldosas con los pies, y lágrimas con los dedos,
No pierdas la cuenta, del eterno duelo de tu pesar.

Dime que quieres alcanzar, manos ásperas,
Anhelando un sueño imposible de capturar.
Dime hacia donde van tus pasos, errantes de la ciudad,
Que avanzan por inercia, sin saber donde parar.
Y no mires atrás, pues el pasado duele,
Intenta encontrar, en que calle tu futuro está

Limpia esa oxidada sonrisa, es hora de lucirla ya,
Despréndete del lastre de esa máscara, que se apodera de tu personalidad.
Y húndela!, en ese mar que ya no sentirás,
Suena fácil de decir… se que nunca lo harás.

Luna de doble cara, meces tus penas en la noche,
Donde la vida duerme y no te puede escuchar…sollozar.
Dime que sientes, alma de plomo,
Qué es por lo que alguna vez latió tu corazón.
Dime por qué mueres, en ese vaso de cristal,
Que está medio lleno, de gotitas de alquitrán.

Y hunde tu cara en la almohada, para evitar gritar el dolor,
Y muerde fuerte tu labio, mañana no habrá frustración.

Corre, salta y vuela! Una nube allá te espera,
Tranquila, te lleva lejos, allá donde quieras estar.

jueves, 3 de febrero de 2011

Fases del duelo


Nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, y es que el miedo a perder es lo que te hace actuar como un idiota a veces…todo está tan normal, tan cotidiano que el primer IMPACTO no lo ves venir, y te abofetea sin piedad ante tu incredulidad, te paraliza, te desorienta, sientes como tu vida se estanca sin encontrar respuesta a tantos interrogantes y es que nunca sabes cuando puede acometer una pérdida de tales características, y tu, feliz en tu nube de una vida ideal, NIEGAS cualquier atisbo de desequilibrio en tu trapecio, puede que sea el mejor mecanismo de defensa que tienes, pero tu esperanza de que todo se arregle y regrese se esfuma con el paso de los días que corren, alejándose de tu vera.
Y florece la IRA, ganas de destruirlo todo, ganas de gritar!, ganas de borrar de la faz cualquier recodo de tu feliz pasado, de tus ilusiones rotas, de tus sueños naufragados, ¡todo! No queda ya nada por lo que luchar, las horas se empeñan en repetírtelo cada 60 minutos, y más rabia sientes, pues algo que con tanto mimo guardabas en tu pecho, ahora se revierte convirtiéndose en rojas astillas que amenazan con quebrar lo poco de ti que has conseguido salvar… y te DEPRIMES, pues tu mundo se viene abajo, caes de ese tren que te transportaba hacia la luna, aterrizando sobre la realidad, tan fría, tan cruel y tan real que ya nada tiene sentido. Pierdes la mitad de tu alma, que se empeña en llenar su vacío con más palabras y recuerdos del proyecto en el que acabas de fracasar, pues no eres nadie piensas, nadie con derecho a pretender llevar una vida aristocrática con una paga mediocre.
No ves el final de ese túnel, y es aquí cuando deseas no haber nacido para no experimentar sensaciones como esta, total, ¿qué habría cambiado del mundo si yo hubiese sido uno mas de esos proyectos avocados al fracaso?
Y solo queda una fase de este duelo… la resignación, el adiós, la ACEPTACIÓN… bueno… no me siento preparada aún para esto