lunes, 19 de marzo de 2012

y entonces... ocurre



Ese conjunto de rasgos psicológicos y mecanismos dentro del individuo que son organizados y relativamente estables, y que influyen en sus interacciones y adaptaciones al ambiente intrapsíquico, físico y social, el terrible mundo de la personalidad.


Todo sigue un ritmo,

Naces, creces, el mundo se te abre a tus sentidos, experimentas, sientes, observas, descubres las emociones y las sorpresas, el miedo, la alegría, la tranquilidad, la angustia, lo aprendes todo, lo captas todo, construyes el mundo de cara a tu realidad, a tu forma de moverte, a tu forma de anticipar lo que se te presenta.
Y ahí te guían, te enseñan qué está bien o qué está mal, aunque tú no consideres que nada sea bueno, ni nada sea malo, te dicen que hay que hacer cosas porque si, porque hay que hacerlas, te enseñan reglas, mandatos, temario, leyes, teorías, cosas inútiles que no te servirán de nada, cosas que te servirán para todo.
Aprendes a relacionarte,  te enseñan cómo hacerlo, compartan un juguete, coman todos juntos, siéntense juntos en clase de música, te peleas y te riñen por ello, por defender tus creencias, y defenderte a ti, les sonríes y no ha pasado nada.
Así vas construyéndote, así vas conociéndote, forjando creencias, valores, tu propia moral que guiará tus pasos, dónde te mueves, qué música escuchas, quién está cerca, quién prefieres que esté lejos, como acoges el cariño familiar, fraternal, social, propio…
Aprendes a quererte y valorarte, a ser alguien en este mundo de todos, a ser ese pequeño punto que destaque en tu día a día, y que al final te acompaña en cada sentimiento retenido, te vives y eres completo, perfecto, con los ojos puestos en la superación y no en la derrota, valiente, fuerte… eres tu mismo y eso nada puede cambiarlo.
Pero entonces llega, llega ese momento crucial, ese momento en el que aparece alguien tan importante que te eclipsa totalmente, ese alguien que reclama toda tu energía, toda tu alma, toda sinapsis y potencial evocado, ya sea por necesidades complementarias o por atracciones por semejanzas, absorbe tu día a día, modificas tus creencias, ya no era tan malo aquello que considerabas terrible, te vistes como quieren que hagas, vas a los sitios por deber, porque “hoy me toca elegir a mi” y realmente estás pensando por dentro ¿qué hago aquí?. Esta unión concordante donde todo se sume en una perfecta simbiosis de experiencias,  hace que su mundo y el tuyo se vean idolatrados constantemente, simples objetos destinados a cubrir el vacío que las vidas se empeñan en construir.
Y así sucede, en pleno extasis, en esta plenitud e hipotética felicidad que te encargas de pregonar a los cuatro vientos, se emperra uno en tomar posesión de este tesoro que has encontrado porque te gusta, te sientes cómodo, atraído, es maravilloso, y quieres que así sea durante años, hundiéndolo en una especie de formol invisible que te garantice que esa persona estará ahí siempre que la necesites, siempre que te pierdas ya que esa mitad de tu persona es la que te ayudará a encontrar el camino. No buscas evolución, no buscas progreso, solo comodidad y monotonía.
Qué significa cuando sus labios pronuncian “te quiero”? “Quiero retenerte, que tu vida se acople a la mía y sea una sola”, te conviertes en uno y te parece estupendo, una idea genial donde las haya ya que es la máxima expresión del amor y la estupidez,  es ahí cuando te fosilizas,
Cuán pasivo y egoísta puede llegar a ser una emoción que se pinta de rojo, provocando ese encefalograma plano de acción donde se mezclan con picos de serotonina y lágrimas.
Ya no hay inquietudes, curiosidad, ganas de experimentar cosas nuevas, conocer, conocerte…Ya no eres quien eres, eres lo que te dicen que seas porque esa persona es tu todo y lo que diga (como decían tus profesores), es la única verdad absoluta.
Cuando llega el momento en el que miras más allá dejando de lado las emociones más primitivas, te das cuenta de que todo gira en torno a un constructo tan mal estructurado que nadie se da cuenta de que es nocivo, y da rabia.
La gente es feliz dentro de sus creencias, hasta que conocen a ese alguien y te forjas como una sola unidad, gran error.
.
.
.

"-Te quiero tanto que duele"
"-Entonces podemos llegar a un acuerdo, hablar, arreglar las cosas"
"-Pero es lo que no lo entiendes, quererte, hace que me haga daño."

No hay comentarios:

Publicar un comentario