Es triste darse cuenta cómo el tiempo nos ha envejecido
hasta aquí,
Como lo que predecimos como hojas de color se han quedado
finalmente en blanco,
Como el “confía en mi” solo se transmite a través de
fotografías que no son reales
Como el olvido lucha por apoderarse de nuestro día a día.
Y nuestras defensas subieron, mostrando unas murallas más elaboradas
que nunca,
Y no nos dejamos entrar.
Porque el orgullo, el ego o la sabiduría nos susurran en la
oreja como un confidente,
Que nos recuerda que en el valle de fuera hubo fuego
Hubo sangre,
Hubo heridas y abandono.
Pero en esta ciudad donde reinó Melancolía,
Rabia y Llanto,
Se reconstruye con ese mismo tiempo que nos marchita.
Tras la abdicación de un sueño imposible llega la calma,
Quizás la nostalgia llame a su puerta algún día con tu
imagen,
Pero ya no será más que un bonito recuerdo que guardar en el
baúl de la persona que era,
A pesar de tu añoranza.
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